martes, 29 de abril de 2008

Autobiografía de una Obsesión

Queridos amigos, familiares y lectores,

Tengo tantas cosas que escribir, pero tan poco tiempo. por eso iré rápidamente al grano, es decir, a lo que me atormenta: ¿cómo comenzó esta diarrea escritural que me está matando? Ya no puedo dejar de escribir, todo lo tengo que comunicar y hasta he puesto de espectadores a mis amigos, ellos ya no me visitan están cansados de escucharme. ¿Por qué me gusta narrar?, creo que mi obsesión narrativa inició con mi padre, un excelente orador, que me contaba todas las noches historias sobre su propia vida. me narraba cómo había pasado de culebrero "quieta margarita, quieta animal feroz que primero fue el redentor que voz", a político respetado en Barrancabermeja. bueno, hay que entenderlo, es paisa. ¿Qué podemos hacer?, pero esa es otra historia.

Mi obsesión literaria se sembró con mi padre y fue creciendo poco a poco. El destino me fue llevando como en una tragedia griega, a mi propio destino sin poder evitarlo. Por una extraña vuelta del camino, cuando pensaba estudiar Ingeniería Química opté por actuación. en teatro descubrí grandes historias y me fui enamorando de manera obsesiva, ¿cómo mas se enamora un loco? Primero de los clásicos: Shakespeare y Moliere, luego de Federico García Lorca y sus personajes: Yerma, Marianita Pineda, la madre de Bodas de Sangre. También, conocí a Woody Allen con "La Bombilla que Flota" y a Tenesse Williams con "El Zoológico de Cristal", donde interpreté el personaje se Lara, una niña provinciana, ingenua y de cristal. Lo que era yo en ese momento. 

Cuando estudiaba Comunicación social coordiné el 1º y 2º Encuentro de Escritores Jóvenes "Toma la Palabra Bogotá", al terminar la última conferencia me sentí vacía porque yo no quería organizar un encuentro de escritores, lo que quería era ser una escritora. El inconveniente era que lo único que yo escribía era mi diario.

Mi primer cuento lo escribí cuando terminé con mi novio. el televisor, la cama y el equipo de sonido eran de él, cuando se fue de mi apartamento, me dejó sólo con lo que yo tenía: mi colchón, mi nevera, mi computador y yo misma. 

Y ahí sin novio, televisión y radio, me puse a leer. Saramago y Cortázar fueron mis mejores aliados para llenar, con literatura, el lado izquierdo de mi cama. 

Llegó de realizar mi tesis y de nuevo intenté luchar contra mi destino. Hice una sinopsis para un guión y al leerlo mi profe de ficción dijo: "no sirve, es muy literario"; y yo con mi terquedad ensayé otra vez y escribí una sinopsis para un documental y el profesor de documental II me dijo: "no se puede realizar, es muy literario".

-!Mierda!- exclamé. Me dejé de pendejadas y probé con un cuento.

Ahí la situación empeoró, lo que inició como un cuento, se iba transformando en una novela y no tenía ya fuerzas para luchar contra mis instintos. lo hice, presenté como tesis para graduarme como Comunicadora Social con Énfasis en Audiovisual; un novela sobre mi niñez, sobre la época de los ochenta en Barrancancabemeja. 

Seis meses escribiendo la novela. Fue maratónico, la verdad no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Totalmente visceral iba saliendo mi hijito un poco prematuro. Y así, seismesino, lo presenté.

-!Hiciste todo al revés! ¿Cómo haces la novela y no investigas ni siquiera qué es una novela testimonial? cita autores, no te acabas de inventar la novela- fue lo que me dijo mi jurado de tesis, Arturo Alape, o eso creo. No recuerdo exactamente las palabras sino el sentimiento de rabia, vergüenza y angustia que me hizo sentir. En pocas palabras me sentí estúpida.

La sustentación de mi tesis fue bastante peculiar, fue en la casa de mi jurado porque él estaba muy enfermo. Recuerdo que estaba enfrente de Alape con la cara de "no te creo nada" diciéndome que es bueno dejarse llevar por la intuición, pero que por favor estudiara. Esperé el veredicto en la cocina tomándome un tinto que me había preparado la esposa de Arturo, con ganas de llorar y mandar a la mierda a todo el mundo. 

-No pasó- dijo muy serio.

Mi asesor, al escuchar las palabras del jurado, se le escapó una retahíla de excusas: "yo no estaba de acuerdo con la tesis, yo le dije a Yazmín que debía enfocarse más en la novela testimonial, discutimos hace un mes y no he leído la última versión..." Se detuvo cuando vio la sonrisa de sorna de Arturo Alape.

-No te preocupes, hombre, sacó 4.5. Era una broma.

Volví a entrar a la sala donde me dieron la noticia. pero no me alegró, me seguía sintiendo tonta, así que Alape me dijo que la novela estaba bien, que tenía que trabajar más los personajes masculinos, en especial Vicente, si quería publicarla. 

Fueron sus consejos los que me hicieron ponerme a estudiar juiciosa las reglas de escritura y narración, ser más académica sin dejar la intuición, ante todo no dejar de ser yo.

Pero, esto no acaba ahí, inicié la lucha de terminar mi novela. Una primera corrección con base a las sugerencias de Alape, una segunda corrección para arreglar un capítulo que estabas flojo, una tercera corrección... Han pasado dos años, no he terminado las correcciones y me estoy cansando. Escribo de día y de noche. Me duelen mis manos porque no puedo dejar de escribir. Cuando escribo, me aíslo y soy feliz.

Al escribir me siento como en un estado de meditación, no estoy preocupada en el pasado ni en el futuro, sólo estoy en el presente maravillada del mundo que estoy creando. ¿Qué puedo decir?, !la ficción me encanta! me atrapa porque con ella puedo expresarme sin temor a lastimar a alguien, porque a pesar que muchas historias y personajes los tomo de la vida real, al dejarlo en el papel se transforman y se vuelven universales. Ya no estoy hablando de mi padre, por ejemplo, sino de "un padre", eso me alivia y me quita la carga de ser una hijueputa que ando rajando de todo el mundo y más de mis seres queridos. En conclusión, la ficción me aleja de cualquier culpa de pensar tan mal de la gente que me rodea. 

Por eso, he tomado la decisión, mis queridos lectores, amigos y familiares de suicidarme, escogí una forma lenta, nada dramática ni sangrienta, nunca me ha gustado la sangre y menos si viene de mí, así que lo haré lentamente.

Voy a suicidarme con pan blanco, sé que mi colón, tarde o temprano, no lo soportará. 

Los quiere. 

YESIYAZ